sábado, 29 de enero de 2011

Los “filósofos con botas” de la UNESCO ayudan a reconstruir el sistema educativo de Benin tras las inundaciones

La enseñanza de más de 100.000 niños de Benin se vio gravemente trastornada por las grandes inundaciones que en septiembre de 2010 afectaron a más de 450 escuelas (alrededor del 7,5 por ciento del total).

Como integrante de un equipo interinstitucional que se encarga de la educación, la UNESCO está ayudando al gobierno de Benin a trazar los planes para la recuperación del sector de la enseñanza, no sólo en calidad de “laboratorio de ideas” sino de manera más práctica, sobre el terreno. “Somos filósofos, sin duda, pero filósofos con botas”, afirmó Gabriel

El Khili, que llegó a ese país en noviembre de 2010, como miembro de una misión de la UNESCO. “No dudamos en meternos en el barro cuando se trata de servir a la gente que necesita el apoyo de la UNESCO”.

Tras una catástrofe natural, es esencial proceder a una evaluación integral de las necesidades, para definir las prioridades y sentar las bases de la recuperación del sector educativo. “Benin es un buen ejemplo de la participación de la UNESCO en las primeras etapas de la constitución de un equipo especial para la educación”, dijo El Khili. “Nuestro logro más importante fue la rápida evaluación que la UNESCO y el UNICEF realizaron gracias a la labor de ese equipo. La contribución de la UNESCO abarcó desde el acopio de datos hasta la redacción del informe final”.

La evaluación de las necesidades se hizo mediante entrevistas con los jefes de los departamentos provinciales de educación, directores de escuelas y asociaciones de padres. Las preguntas tuvieron por objeto no sólo el examen de los daños físicos causados por las inundaciones, sino además las cuestiones relativas al acceso y la calidad de la enseñanza, el potencial de participación de las comunidades y las ideas para hacer frente a los desastres. El principal problema consistió en tener que trabajar en un contexto frágil, donde los datos relativos a la educación eran escasos o de poca calidad.

El acopio de los datos no fue tarea sencilla. “En determinado momento, recorrimos 100 kilómetros en auto para ir a una escuela rural, pero al llegar vimos que estaba rodeada de agua”, recuerda El Khili. “Simplemente, nos quitamos los zapatos, nos arremangamos los pantalones y cruzamos por el terreno anegado”.

El equipo comprobó que incluso en las comunidades más pobres había un intenso compromiso con la educación. “Esa es una de las razones por las que, en situaciones de emergencia, debemos dar prioridad a la educación”, señaló El Khili. “Para la comunidad, la educación simboliza la esperanza de un futuro mejor”.

El motivo de la intervención de la UNESCO en Benin y en otros lugares es un concepto de respuesta de emergencia que abarca a todos los niveles del sistema educativo, de conformidad con el mandato constitucional de la Organización. La UNESCO se ocupa también de colaborar con las autoridades nacionales y sus asociados para que la respuesta inmediata vaya seguida de medidas a medio y largo plazo, mientras que vela por que el Ministerio de Educación participe de manera eminente en el proceso.

Según se calcula, los recursos del gobierno no alcanzarán para reconstruir el sistema educativo de Benin, por lo que se espera que la comunidad internacional contribuya a colmar ese déficit.

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